La vuelta a la calma debe ser progresiva de más a menos en
intensidad y específica, ante todo, del ejercicio principal realizado. Con esto
conseguimos evitar lesiones y ayudar a nuestro cuerpo a recuperarse más
rápidamente.
Un ejemplo sería que tras una sesión de resistencia al
correr ir bajando progresivamente la intensidad hasta acabar andando, de tal
manera que la circulación sanguínea se va adaptando al estado de reposo. Además
no hay que olvidar posteriormente los estiramientos de los grupos musculares más implicados en
la carrera (cuádriceps, isquiotibiales y gemelos).
Fuente:Miguel Navaza
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